“En enero y febrero, no te quedes
en casa. Empieza el año viajando con nosotros al mejor precio. Renfe te ofrece miles
de plazas en trenes AVE y Larga Distancia con hasta un 70%
de descuento, para que aproveches las rebajas fuera de tu ciudad. Visita
a tu familia, haz turismo, viaja por trabajo o descubre ese lugar que te falta
por conocer”.
Con este parrafito me animaba el
pasado lunes la principal empresa ferroviaria del país a sumarme a las rebajas.
Es la suerte de ser usuario habitual del ferrocarril y de contar con una de
esas tarjetas de fidelización que, por culpa de vivir donde aquí, apenas me
sirve para nada. Navegué por el enlace que me enviaron y vi en letra negrita
otra apelación. “Busca tu oferta con destino a Barcelona,
Madrid, Zaragoza, Sevilla, Valencia, Alicante, Bilbao, Gijón, Valencia, Córdoba
y muchas otras ciudades”.
Reconozco que sentí una pequeña frustración al
no ver ninguna localidad extremeña entre las mencionadas pero, para no pensar
mal, confié en que pudiera estar en ese cajón de “otras muchas ciudades”. El
listado era enorme: desde Madrid a 17 ciudades, desde Barcelona a 11 capitales
diferentes y con unos precios realmente atractivos. Desde el centro de la
península se podía llegar a Almería por 14 euros, a Alicante por 19 y a Gijón
por apenas 16. ¡Y dos meses para poder disfrutar estas gangas y aprovechar incluso
el próximo puente carnavalero!
Pues no. Resulta que todo esto no
es para nosotros. Sí, ya sabemos que no tenemos AVE pero, como las distancias
en ferrocarril se nos hacen eternas, podíamos pensar que encontraríamos alguno
de esos chollos en el apartado de “Larga Distancia”. Y la respuesta es que no,
que los trenes que pasan por nuestra región son todos de “Media Distancia” y lo
único que tienen larga es la duración. Y esto ocurre en una región en la que la
Comunidad Autónoma tiene que dar dinero a la operadora para que no le quiten
los escasos trenes que circulan. Así que la última afrenta ferroviaria a
Extremadura es que de Madrid a Badajoz los 400 km se hacen en casi 6 horas y por
34 euros, mientras que si fueras a Alicante podrías hacerlo en dos horas y
media por menos de 20 euros.
Yo me pregunto qué tiene que
pasar en Extremadura para que, ante tales discriminaciones, pueda brotar un
ápice de rebeldía entre la población. ¿Hasta dónde seremos capaces de aguantar
este tipo desaires, olvidos y desprecios? Solo hay dos provincias peninsulares (las
ignoradas Teruel y Soria) afectadas por una discriminación como la que
padecemos, con la diferencia que allí sí fueron capaces de salir a la calle
para alzar la voz. Imagino que esta anécdota de las rebajas en los trenes no es
la peor de las desgracias en una tierra con tantos problemas, pero es
significativo que algunos de los que nos representan no fueran capaces ni de
reclamar un tren digno, ya, para su tierra.
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